Defendamos a nuestros adolescentes de la droga

Escuché una entrevista al Director de SENDA, institución destinada a rescatar a jóvenes y niños del consumo de drogas en nuestro país, quien daba a  conocer cómo ha afectado el encierro durante la pandemia en las personas en Chile.

Claramente el confinamiento ha complejizado el problema de consumo, porque la angustia, la  desesperanza y el  stress han provocado un mayor consumo de Alcohol, marihuana, cocaína y drogas sin recetas médicas.

El crimen organizado, a través del narcotráfico, ha aprovechado muy bien estas circunstancias para aumentar el consumo de sus demandantes.

La salud mental se ha visto gravemente afectada por el consumo de MARIHUANA,  que no es una droga blanda, como se ha dicho, el 70% de los adolescentes tratados que la consumen se han visto afectados por un deterioro mental importante que ha bloqueado sus proyectos de vida y ha afectado  su desarrollo físico e intelectual .

Se agradece a esta Institución por la difícil  labor que está desarrollando a través de sus profesionales en nuestro país.

Pero este trabajo no puede quedar solo en manos del Estado o de Instituciones como Senda, es tarea también de profesores y especialmente de Padres y Madres de niños y jóvenes en edad vulnerable.

Las cuarentenas han impedido una propagación mayor del corona virus, pero ha provocado, en muchos casos como se dijo anteriormente, un aumento en el consumo de estupefacientes, pero no es la única razón por la que los jóvenes consumen estas sustancias, también es un modo de  evadir la realidad en la que se encuentran.

Alumnos  que fueron entrevistados y tratados, en algunos establecimientos marginales especialmente,  han confesado cuáles son los motivos que los llevan al consumo, la respuesta más recurrente fue el “aburrimiento”la falta de oportunidades para estudiar o trabajar, por la frustración que viven al no ser recibidos en establecimientos escolares y no encontrar un trabajo donde desarrollar su vida, en otras palabras la sociedad y sus problemas los está lanzando al consumo.

En una experiencia educativa se pudo comprobar que existe una solución, el remedio que cura todos los males, el amor, el cariño, la confianza, las oportunidades. Se dio un espacio a algunos jóvenes para ingresar a un colegio confesional, se les atendió en forma personalizada, con las libertades que necesitan al principio, motivándolos, alentándolos, retribuyendo sus esfuerzos por aprender, y satisfaciendo sus necesidades físicas, intelectuales y espirituales que buscaban con ansiedad. Se sintieron protegidos, comprendidos, escuchados.  Muy pronto dejaron a un lado las bolsas de neoprén, la marihuana y el alcohol, todo lo cambiaron por mimbre para hacer canastos, madera para muebles, agujas para coser y palillos para tejer y luego vender y llevar recursos a sus casas, aprendiendo todas las manualidades en forma simultánea con lo académico; llegando al nivel de  alumnos  normales, con propósitos, con metas, que fueron lográndolas paulatinamente. Hoy son padres de familia,  padres responsables con sus hijos, trabajadores,  útiles a la sociedad y agradecidos de un puñado de profesores que les dio la confianza y el cariño y por sobre todo por haber conocido a un Dios cercano, amoroso y que pudo transformar sus vidas.

La mayoría de los padres de estos jóvenes se descuidaron con sus hijos, ignorándolos, dándoles mal ejemplo, actuando con violencia con ellos, sin apego emocional.

La palabra “protección” en hebreo significa “extender las alas”, cobertura con  que muchos de nuestros adolescentes no cuentan. Sus padres generalmente son personas ausentes, inconscientes del estado emocional y psicológico de sus hijos por diferentes razones. En esto vemos la importancia que tiene la familia para lograr  una nueva generación con valores, con metas y con propósito de vida.

  Los padres debemos extender las alas del  cariño, la disciplina  y la paciencia hacia nuestros adolescentes, con el fin de saciar sus necesidades, primero dentro del   hogar,  puesto que tenemos el derecho y el deber de hacerlo.  Si estamos conscientes de nuestro rol y actuamos con diligencia,  nuestros hijos no necesitarán saciar sus necesidades  en otros elementos que dañan su salud física y mental, solo así veremos el resultado esperado. El llamado es a cuidar  a nuestros adolescentes.

Padres Objetores Chile.

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