La importancia de la Estabilidad en el hogar.
La ESTABILIDAD es una de las características de un hogar ideal, donde las relaciones intrafamiliares permanecen sólidas, equilibradas, invariables aunque se vivan situaciones difíciles , pero se vuelve a la armonía , a la normalidad y se sigue adelante porque el motor que la sostiene es el amor, la comprensión, la solidaridad, y esto se torna más fácil cuan Dios tiene un lugar importante en la familia.
Sin embargo, esta estabilidad se ve a veces amenazada por actitudes negativas por parte de los padres, cuando cometen abusos con sus hijos, que a veces no son necesariamente físicos, pero porque hacen uso excesivo o indebido de su autoridad o se extralimitan en sus atribuciones causándoles graves daños , aunque no sea intencionalmente.
En este artículo se detallan muchas formas de abuso, en diversas situaciones donde se excede lo que se considera adecuado o justo.
Los niños necesitan un hogar estable y seguro
Un hogar estable y seguro es necesario para el óptimo desarrollo los hijos. No solo les ayuda a tener una sana estima. El pertenecer a una familia unida, a unos padres imperfectos, pero siempre en franca mejoría, creciendo en el amor y en el perdón, les da la certeza de que este es un mundo en el que vale la pena vivir.
Algunos padres se sienten orgullosos de que ellos nunca golpearon físicamente a sus hijos, de que jamás les pusieron un dedo encima… pero es peligro creer que amar y respetar a los hijos se limita solo a eso.
Existen otras formas de abuso que lastiman sus corazones de forma profunda, que provocan importantes heridas interiores, inseguridades, miedos y mucho daño a su autoestima.
Abusamos de los hijos cuando nos convertimos en padres permisivos y accedemos a sus deseos, a todo lo que nos piden sin poner límites prudentes y sanos.
Abusamos de los hijos cuando los padres mentimos con tal facilidad que nuestros hijos llegan a creer que vivir en la mentira es normal; total, todos lo hacen.
Abusamos de los hijos cuando no les dedicamos el tiempo que merecen y necesitan. Cuando otras actividades son más importantes que pasar tiempo -en calidad y cantidad- con ellos.
Abusamos de los hijos cuando llevamos nuestros problemas matrimoniales al plano de su educación/formación.
Abusamos de los hijos cuando no les demostramos que les amamos y les aceptamos tal y como son, lo que no significa que no les apoyemos cuando se fijan objetivos de mejora o que aceptemos actividades que les resten dignidad como personas.
Abusamos de los hijos cuando caemos presos de sus chantajes emocionales permitiendo que con eso nos controlen. Como padres hemos de invitarles a la reflexión y así juntos tomar decisiones inteligentes desde el amor y con libertad.
Abusamos de los hijos cuando, de forma consciente o inconsciente, cambiamos los roles de autoridad. Es decir, los hijos se convierten en los padres y los padres en hijos.
Abusamos de los hijos cuando no les mostramos con nuestro ejemplo a amar, a perdonar, a respetar y a servir incondicionalmente a sus semejantes; especialmente, a sus padres, hermanos y figuras de autoridad.
Abusamos de nuestros hijos cuando no los educamos en la humildad y la gratitud y les hacemos creer que son merecedores de todo sin necesidad de esforzarse para ganarse las cosas.
Abusamos de los hijos cuando compartimos nuestros problemas conyugales con ellos. ¡Los problemas de pareja, son de pareja!
Abusamos de los hijos cuando denigramos nuestra figura de autoridad delante de ellos y pretendemos tener una relación de “cuates” o de amigos “cool”.
Abusamos de los hijos cuando les permitimos beber alcohol en nuestro hogar siendo menores de edad.
Abusamos de los hijos cuando nos quejamos de su mamá/papá con ellos.
Abusamos de los hijos cuando la madre resta autoridad al padre -o viceversa- delante de los hijos.
Abusamos de los hijos cuando papá le falta el respeto a mamá y/o viceversa. ¿Sabes lo que pasa por la mente y el corazón de tu hijo cuándo lastimas a su papá/mamá? ¡Atrévete a preguntárselo!
Abusamos de los hijos cuando les utilizamos para hacer daño al papá o a la mamá.
Todo esto -y más- es abuso. Luego creemos que el “problemático” es el hijo cuando la raíz puede estar en nosotros, los padres.
Eduquémonos para educar. Ningún hijo nos sale de tal o cual manera. Cada hijo es el resultado de lo que sus padres hicimos o dejamos de hacer. ¡Son nuestro espejo!

Somos un conjunto de ciudadanos, padres y madres, que frente a la política estatal de implantación de la ideología de género en la educación chilena, y consientes del derecho originario, natural y constitucional de los padres a ser los primeros educadores de sus hijos, nos unimos para exigir el respeto a este derecho inalienable, por parte del Estado, y de cualquier persona natural o jurídica, que nos lo conculque o incurra en omisiones que signifiquen lo mismo.