Las relaciones sexuales: ¿una diversión?

La Guía de UNESCO para sexto grado afirma: «Las relaciones sexuales sirven también para demostrar amor, para obtener placer y divertirse un poco, para desafiar autoridades y principios…» y en su Guía para séptimo, octavo y noveno grado, añade: «Adoptar patrones de comportamiento sexual sin reflexión….sin comparar diferentes puntos de vista, es renunciar a la capacidad de acción independiente que cada ser humano tiene.» El «facilitador» (maestro de estos  «explica por qué a las personas les agrada tener relaciones sexuales…»

No hay nada malo en afirmar que el placer sexual es un componente importante de una relación sexual madura dentro del matrimonio. Pero dicho placer no es el objetivo más importante de las relaciones sexuales, sino la expresión del amor conyugal auténtico y de la transmisión responsable de la vida. Separar el placer sexual del amor conyugal y de la transmisión de la vida es convertirlo en un ídolo y, eventualmente, en un tirano, tanto del que lo busca de esa manera, como del que es degradado a la categoría de objeto sexual, en vez de ser respetado como persona.

Por otro lado, con la ambigua frase de que «adoptar patrones de comportamiento sexual sin reflexión es renunciar a la capacidad de acción independiente», los autores crean la falsa impresión de que el valor supremo es la independencia y de que el aceptar las normas morales sobre la sexualidad es actuar sin pensar.  Ambas afirmaciones son falsas. Los seres humanos somos interdependientes, nos realizamos como personas en la convivencia humana, la independencia absoluta ni es buena ni realista para el ser humano. (Otra cosa es la dependencia neurótica en otras personas o cosas, que tanto daño hace).

Por otro lado, cuando los niños van madurando intelectualmente tienen la oportunidad de reflexionar, bajo la guía de sus mayores, especialmente de sus padres, sobre las razones por las cuales se les han enseñado las normas morales sobre la sexualidad. De esa manera hacen suya de una forma madura y personal la verdad sobre el maravilloso don de la sexualidad. De manera que el aceptar las normas morales sobre la sexualidad no es actuar sin pensar, sino actuar con responsabilidad.

En el fondo lo que buscan estos autores es promover el relativismo moral, es decir, el echar fuera las normas morales objetivas que guían el uso correcto de la sexualidad, normas morales que son verdaderas independientemente de las opiniones personales.

Los principales promotores en los EE.UU. de los conceptos de Kinsey son la Paternidad Planificada y SIECUS, ya mencionados.

La Paternidad Planificada, que es la organización más poderosa y que fue fundada por Margaret Sanger, es un verdadero «modelo» de la ideología de Kinsey, quien simplemente siguió los pasos de Sanger. Sanger declaró falsamente que «el lecho matrimonial es la influencia sexual más degradante…una institución decadente, un desarrollo reaccionario del instinto sexual».

SIECUS, bajo el liderazgo de la Dra. Mary S. Calderone (quien fue directora del departamento médico de la Paternidad Planificada), también ha estado promoviendo los conceptos de Kinsey en sus programas de «educación» sexual para niños. Por ejemplo, promovió la aceptación de una amplia gama de tipos de comportamiento sexual, en su Informe SIECUS de enero de 1980.

Sin embargo, donde más claramente podemos ver la influencia de Kinsey es en la enseñanza de SIECUS con respecto a la sexualidad de los niños. En 1983 Mary Calderone escribió que «la capacidad sexual del niño debe ser desarrollada del mismo modo que su capacidad innata para caminar o hablar…»

Es inconcebible que una profesional como la Dra. Calderone confunda la tendencia sexual, con la habilidad o capacidad de caminar y hablar. Lo que la persona humana necesita desarrollar no es su «capacidad» sexual, sino su capacidad de amar, bajo cuyo control y guía debe estar la sexualidad. Con esta mentalidad promovida por la Dra. Calderón, ¡no debe sorprendernos la forma en que la sociedad está ahora adoctrinando a los niños sobre la sexualidad a edades cada vez más tempranas!

El Informe sobre Salud Mental y Educación Sexual de la Paternidad Planificada (publicado en 1979), afirma que «ni las creencias religiosas, ni las normas de moral deben desviar al niño del propósito primordial de descubrirse a sí mismo, afirmar su yo, y su auto complacencia».

El prejuicio antirreligioso que caracteriza la ideología hedonista e inmoral de la Paternidad Planificada, es algo verdaderamente destructivo.

Obsérvese también cómo sutilmente esta organización promueve el egoísmo utilizando frases elegantes como «descubrirse a sí mismo» (léase: experimentar sexualmente con su cuerpo); «afirmar su yo» (léase: hacerse independiente de toda norma moral) y «su autocomplacencia» (léase: colocar el placer por encima de la responsabilidad y del amor auténtico).

Los niños, especialmente los adolescentes, están aprendiendo en cursos de «educación» sexual inspirados en Kinsey, que todas las relaciones sexuales son buenas en sí mismas y divertidas. Se les está enseñando que tienen el «derecho» a ellas y que es beneficioso llevar a cabo cualquier tipo de actividad sexual a temprana edad.

Muchos educadores en materia de sexualidad promueven, sin pensarlo, esta perniciosa y fracasada ideología. ¿Podemos entonces sorprendernos ante el hecho de que los índices de enfermedades venéreas, embarazos ilegítimos, abortos, SIDA, etc. continúan ascendiendo? Es obvio que se trata de una causa y su efecto, la sociedad está cosechando los frutos de este tipo

de mentalidad hedonista.

Lo que resulta extremadamente difícil de creer es que nuestra sociedad parece estar a punto de aceptar la pedofilia como una «orientación sexual» más. En un artículo, la Dra. Joan A. Nelson, quien también conoce la ideología de Kinsey, escribe a favor de un «modelo» de relaciones sexuales entre adultos y niños, en el que dichas relaciones son consideradas «aceptables» y hasta esenciales para el desarrollo «saludable» del niño. Lo que la Dra. Nelson considera dañino es «la condenación por parte de la sociedad», en vez de los efectos de estas grotescas e inmorales relaciones con niños.

Por su parte, Wardell Pomeroy, colaborador de Kinsey, ha declarado: «…el incesto entre adultos y niños pequeños también podría ser una experiencia satisfactoria, las relaciones incestuosas pueden ser buenas y a menudo lo son». ¡Esto es exactamente lo que Kinsey opinaba!

Puesto que muchos sexólogos y las instituciones con las cuales ellos trabajan, han aceptado como un hecho las «necesidades sexuales» de los niños y organizaciones como la Asociación para el Amor entre Hombres y Niños (NAMBLA) están trabajando para legitimar las relaciones sexuales entre hombres y niños, podemos ver la posibilidad en el futuro, de que se acepte la pedofilia como una «orientación sexual» más, similar al homosexualismo. «Promueven

los niños son objetos de placer sexual, aconsejan cómo tener relaciones sexuales con niños sin ser arrestados, informan sobre los lugares alrededor del mundo donde hay prostitución infantil y dan una lista de clubes para los que practican la pedofilia…»

Posiblemente en los EE.UU. y otros países «desarrollados» surgirán científicos, educadores en materias sexuales y editores que simpaticen con este movimiento y lo apoyen, como han apoyado el movimiento homosexual. Todo esto se lo debemos en gran parte a Kinsey, quien afirmaba (sin prueba alguna), que el 10% de la población es homosexual. «Las estadísticas de Kinsey acerca de la prevalencia de la homosexualidad en la sociedad ha sido errónea, lo que probablemente no sería una sorpresa para Kinsey – el conocía los prejuicios que estaba integrando en sus investigaciones».

«Hoy en día aproximadamente un 80% de las escuelas públicas enseñan un tipo de educación sexual basada en el dogma de SEICUS y de la Paternidad Planificada»35. Mary Calderone ha dicho que «lo que busca SEICUS…es ‘establecer la sexualidad como una entidad necesaria para la salud y dignificarla por medio de un enfoque abierto…en el mejor de los sentidos, lleva implícito el enseñar a las gentes hacer elecciones inteligentes y bien formadas ante toda una serie de opciones'».

Obsérvense de nuevo la serie de frases ambiguas y sutiles, para encubrir lo que verdaderamente se quiere decir. La sexualidad «como una entidad necesaria para la salud», no es otra cosa que la promoción de los anticonceptivos y los preservativos con la falsa pretensión de «proteger» a la juventud de las «relaciones sexuales sin riesgo» de contraer SIDA u otras enfermedades de transmisión sexual y de los embarazos fuera del matrimonio. Sin embargo, los anticonceptivos y los preservativos sólo ofrecen una falsa seguridad, además de que incitan a una mayor promiscuidad y causan daños físicos y psíquicos en los usuarios. Además, los anticonceptivos hormonales son potencialmente abortivos.

A la luz de estos datos, los verdaderos significados y objetivos del resto de los eufemismos utilizados por la Dra. Calderón quedan al descubierto: el proporcionarles información «abierta» sobre anticonceptivos, preservativos (y quizás también sobre el aborto) a los jóvenes para que tengan «opciones inteligentes y bien formadas». De más está decir que los promotores de la

«educación» sexual de SEICUS y compañía, nunca le dicen la verdad a la juventud sobre estos métodos.

En su «Declaración de Principios» de mayo de 1974, SEICUS reafirmó su concepto de «educación» sexual con respecto a la homosexualidad: «Toda persona tiene el derecho a relacionarse con los demás sin importar el género, y a tener relaciones sexuales satisfactorias, que al mismo tiempo no constituyan una forma de explotación»38. Lo de «no constituyan una forma de explotación» es un intento elegante pero inútil de justificar lo que es inmoral y dañino para el ser humano.

En un reciente número de la revista Health Action, una publicación auspiciada en parte por el Proyecto de Salud Sexual de la IPPF (IPPF’s Sexual Health Project), se afirma que la promoción de una mayor conciencia sobre la sexualidad implica el estar al tanto sobre cómo «otras culturas ven la sexualidad; el uso de diapositivas a colores que muestren el arte erótico de las distintas partes del mundo, para ayudar a los participantes a entender que no todas las personas tienen el mismo concepto sobre lo que es ‘normal’ con respecto a la sexualidad»; y «el entender la variedad que existe con respecto a la atracción sexual – la atracción entre los miembros del sexo opuesto (heterosexualidad) y entre los del mismo sexo (homosexualidad)».

Aquí vemos de nuevo la promoción del relativismo moral con respecto a la sexualidad. Es decir, promueven la idea de que no hay unas normas universales sobre lo que está bien y lo que está mal en materia sexual. De esta manera se niegan los constitutivos esenciales de la naturaleza humana, que son los mismos en cualquier cultura o sociedad, y se niegan también los comportamientos destructivos para el ser humano y la sociedad.

Un examen de muchos de los programas de «educación» sexual que se utilizan en las escuelas, mostrará que la mayoría de ellos tienen la influencia de Kinsey. Por ejemplo, Growing Healthy, un programa de «educación para la salud», dirigido a niños desde el kindergarten hasta el séptimo grado en Nueva York, incluía una sección sobre la homosexualidad y la heterosexualidad. Este programa utilizaba los datos de Kinsey, cuya «investigación» había «sustentado» la afirmación de que el 10% de la población es homosexual40. «Probablemente alrededor de una de cada diez personas es homosexual. La mayor parte de la gente se encuentra en algún punto de un continuum entre el tener una orientación exclusivamente homosexual y el tener una orientación exclusivamente heterosexual»41, dice dicho programa, el cual recomienda otras publicaciones de similares contenidos para la «educación» sexual.

Una de esas otras publicaciones es Changing Bodies, Changing Lives publicada por Vintage Books. Esta publicación también cita a Kinsey diciendo que «un buen número de personas, alrededor del 10% [de la población], se sienten atraídas principalmente hacia los miembros de su propio sexo».

Lo que la mayoría de las personas no saben es que la cifra del 10% es falsa, ya que Kinsey empleó técnicas de investigación carentes de imparcialidad, para «demostrar» que muchos norteamericanos tenían este tipo de relaciones sexuales.

En 1992, Joe Fernández, el canciller de las escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York, despojó de su autoridad a los miembros de la junta escolar, para poder promover su propio plan de acción con respecto a la «educación» sexual. Este plan de acción enfatizaba principalmente los «aspectos positivos» de la homosexualidad e incluía a estudiantes de sólo nueve años de edad, que recibían instrucciones sobre la mecánica de las relaciones sexuales anales y orales.

Fernández también distribuyó más de 300,000 copias de un librito que les informaba a los adolescentes sobre su «derecho a tener relaciones sexuales».  Esto demuestra el constante intento de mostrar que otros «estilos sexuales de vida» son «respetables» y que aún las actividades sexuales antinaturales constituyen un «derecho».

Para SEICUS, la Paternidad Planificada, y otros programas de «educación» sexual que utilizaron a Kinsey como «modelo», el problema se encuentra en la perspectiva judeocristiana sobre el matrimonio y la sexualidad. En otras palabras, consideran anormal la creencia de que la expresión sexual es adecuada solamente en el matrimonio heterosexual, y que la culpa es una enfermedad de la cual es necesario curarse.

Changing Bodies, Changing Lives, por ejemplo, afirma que «los sentimientos de culpabilidad pueden surgir porque se nos ha enseñado que ciertos actos y sentimientos sexuales son malos» y «nosotros los que escribimos este libro creemos que muchas de las actitudes moralistas de la sociedad acerca de la sexualidad, pueden hacer que las personas se sientan culpables sin necesidad, con respecto a sentimientos y actividades que constituyen una parte normal del ser humano».

Estos autores deliberadamente mezclan la culpa neurótica, producto de una enseñanza defectuosa o negativa sobre la sexualidad, con la culpa moral (sana y necesaria) que surge de una enseñanza correcta sobre el uso de la sexualidad sólo dentro del matrimonio heterosexual, abierto a la vida y como expresión del amor conyugal auténtico. De esta forma buscan desacreditar las normas morales sobre la sexualidad.

Algunos materiales de la Paternidad Planificada enseñan que «las relaciones sexuales son divertidas y gozosas, y [que] el cortejo es divertido y gozoso, y los hay de todas clases y estilos, y todos ellos están bien. Haz lo que da placer, goza con lo que es placentero, y pide lo que da placer. No te prives a tí mismo del gozo por causa de ciertas ideas anticuadas acerca de lo que es normal o bueno. ¡Simplemente comunícate y pásala bien!»

Nótese que no dicen ni palabra sobre el hecho de que el placer y el gozo sexual existen para ser experimentados sólo dentro de las relaciones conyugales (matrimoniales), que respetan la vida y que expresan el verdadero amor. En última instancia, estos autores consideran la sexualidad un simple medio de diversión y de autogratificación sin límite alguno. Colocan al placer sexual por encima del amor conyugal y de la vida, y no al servicio de éstos.

El resultado es que se les da a los niños y adolescentes total libertad con respecto a las actividades sexuales, tales como las relaciones sexuales prematrimoniales y homosexuales, así como la masturbación.

El Dr. Alan Guttmacher, del Instituto de Investigación Guttmacher de la Paternidad Planificada y dirigente de esta organización, afirmó en la obra colectiva Participación de la escuela en la educación sexual: «No le puedo decir a la juventud si las relaciones sexuales prematrimoniales son buenas o malas. Siento que esta influencia puede ser tanto destructiva como constructiva».

 Otro folleto de la Paternidad Planificada para adolescentes, afirma que: «Las relaciones sexuales son demasiado importantes como para estar quitándoles su valor con los sentimientos. Si te sientes excitado sexualmente, por favor, admítelo. Si el sentimiento y la tensión te molestan, puedes masturbarte. La masturbación no puede hacerte daño y hará que te sientas más relajado».

La publicación de Ruth Bell tiene una observación similar: «La masturbación es algo que haces contigo mismo, es una manera de procurarte placer a tí mismo, de amarte y de ser más cariñoso contigo mismo. También te ayuda a conocer las reacciones sexuales de tu cuerpo».

Un reciente informe de la IPPF alega que la masturbación mutua supuestamente equivale a «las relaciones sexuales sin riesgo» y que «pese a la reticencia por parte de los adultos de abordar el tema, es necesario que los jóvenes obtengan los conocimientos acerca de este tipo de actividades».

Esta empobrecida y hedonista visión de la sexualidad no toma en cuenta el daño que la masturbación causa en el desarrollo psicosexual del adolescente, encerrándolo en sí mismo y socavando su capacidad de auto entrega y de apertura a la transmisión de la vida el día que asuma la responsabilidad de un compromiso matrimonial.

La IPPF y sus filiales (incluyendo otras organizaciones que promueven el control de la población), consideran que «la adolescencia puede llegar a abarcar a jóvenes de 10-19 años».  Creen que estos mismos adolescentes tienen «los mismos derechos que otros clientes en el campo de la salud y la sexualidad: el derecho a elegir si desean tener una vida sexualmente activa o no; a la información; a la anticoncepción; al aborto sin condiciones de riesgo y a la protección contra las enfermedades; a la confidencialidad…»

Además de no decir la verdad sobre el daño y fracaso de los anticonceptivos, estos «educadores sexuales» ocultan la verdad sobre el daño que el aborto (legal o ilegal) le causa a la mujer, además de que es mortal para el bebé no nacido.

Con este tipo de ideología, se puede evidentemente anticipar un aumento de la actividad sexual entre los adolescentes de nuestra sociedad. No nos debe sorprender entonces el aumento del número de casos de SIDA y de otras enfermedades de transmisión sexual, así como del índice de los embarazos fuera del matrimonio. La respuesta a esta problemática por parte de todos los «educadores» sexuales, es simplemente bombardear a la juventud con el mal llamado «beneficio» de la anticoncepción.

En este sentido es significativo observar que «en 1963 el propio Dr. Alan Guttmacher, que había promovido con urgencia el que se les proporcionara a los adolescentes información sobre los anticonceptivos, admitió que dicha información aumentaría las relaciones sexuales entre los adolescentes».

A la «educación» sexual muchas veces se le echa fuego por medio de la apariencia de la «educación» sobre el SIDA, así como por medio de un «intento» frenético por disminuir el índice de los embarazos de las adolescentes. La misma «Declaración de Principios» de SEICUS, que mencionamos anteriormente, insiste en que «los servicios de anticonceptivos deben de estar disponibles para todos, incluyendo los menores de edad, quienes deben de gozar de los mismos «derechos» que las demás personas tienen, de obtener libre e independientemente atención médica con respecto a los métodos anticonceptivos».

A los niños se les da información que promueve la anticoncepción y se les proporcionan anticonceptivos, así como fármacos y dispositivos abortivos a través de clínicas en las escuelas. Sin embargo, uno de los principales informes de la propia Paternidad Planificada había dado a conocer anteriormente, que las clínicas de «salud» en los colegios han fracasado en su intento de disminuir la tasa de embarazos en las escuelas. Esto demuestra precisamente que aún ante programas que no han tenido éxito, la Paternidad Planificada, SEICUS y otras organizaciones, continúan promoviendo su plan de acción.

Además de esto, los «educadores» sexuales, por regla general no le informan a la juventud de los muchos daños de los anticonceptivos, de los riesgos físicos y psicológicos del aborto (legal o ilegal), de que éste destruye la vida humana no nacer, ni tampoco les dicen el alto porcentaje de falla de los preservativos. El resultado final es la creación de un círculo vicioso en el cual el riesgo que se corre es muy grande y se corrompe a niños, adolescentes y jóvenes.

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