Incluso en un mundo tan uniformemente de izquierda como Hollywood, el despertar de Netflix se destaca, desde liderar la mafia pro-aborto contra Georgia a producciones polémicas como The Two Popes.
Pero una de las manifestaciones más generalizadas de las prioridades de la plataforma de streaming es su exceso de contenido LGBT. «LGBTQ» es un género específico que se puede buscar,y una lista de 2017 contó 57 programas en la plataforma con personajes gay.
Naturalmente, no todo el mundo está impresionado, como lo demuestra este tweet que se estoy viral la semana pasada:
El visual aparentemente resonó con suficiente gente que el equipo de redes sociales de Netflix sintió la necesidad de responder de la manera más condescendiente posible:
«Cada persona es necesaria» es sin duda un sentimiento encantador (si un poco difícil de tragar viniendo de una empresa que fue indignada por un estado que decide que toda su gente merece una oportunidad de salir del útero). Esta es la cosa, sin embargo: los personajes ficticios no son personas.
Saturar su alineación de programación con personajes gays o transgénero – hasta el punto de que la población estadounidense que consume estas cosas sobreestima qué porcentaje del país es realmente LGBT – no es una afirmación de la humanidad o la igualdad LGBT. Es desconcertante, una declaración sobre quién es lo que más te importa. Está cambiando un tipo de uniformidad por otro y llamándolo «diverso».
Y es una reacción perfectamente natural para los espectadores rodar los ojos en – o peor, aburrirse por – tener el mismo tema golpeado sobre sus cabezas con todas las otras series. Sin duda, la decisión de atender a la comunidad LGBT y a la multitud de justicia social con exclusión de la corriente principal es la prerrogativa de Netflix … pero la compañía haría bien en preguntarse si realmente piensa degradar a los clientes que aliena es una estrategia viable para el crecimiento a largo plazo.
lifesitenews.com

Somos un conjunto de ciudadanos, padres y madres, que frente a la política estatal de implantación de la ideología de género en la educación chilena, y consientes del derecho originario, natural y constitucional de los padres a ser los primeros educadores de sus hijos, nos unimos para exigir el respeto a este derecho inalienable, por parte del Estado, y de cualquier persona natural o jurídica, que nos lo conculque o incurra en omisiones que signifiquen lo mismo.