“Muchachos: la contienda es desigual, pero ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo”, es la arenga de Arturo Prat Chacón, Comandante del buque Esmeralda, momentos antes que se lanzara al abordaje del blindado peruano Huáscar, pese a las nulas posibilidades de éxito. Una inmolación por la que pasó a la historia al demostrar una voluntad férrea y patriótica que no dudo un minuto en darlo todo por su país. El ejemplo moral de Prat y su tripulación encendió el entusiasmo por participar en la guerra y que culminó con la victoria chilena en la Guerra del Pacífico.
El día 21 de mayo de 1879 cambió el destino del país. La audacia y arrojo de Prat, Condell y sus camaradas unió a todo Chile en torno a un ideal común. El enfrentamiento comenzó a primera hora de ese histórico día para Chile y su Armada. “¡Humos al norte!” fue el grito que realizó el vigía de la Covadonga, que patrullaba el exterior de la bahía. Con un cañonazo, se advirtió a La Esmeralda que el ataque era inminente. La suerte estaba echada. Prat estaba consciente de la desventaja con que enfrentaría la contienda, tomó medidas para un imposible. Y es que ningún héroe se improvisa. Prat se prepara para una circunstancia límite y lo hace plenamente consciente.
Fue a las 12 con 10 minutos que la nave chilena ingresó al mar. La bandera nacional izada a tope fue la última en desaparecer. Desde ese día para la Armada, Prat y sus hombres encendieron un faro de luz que brilla permanentemente su andar, iluminando su quehacer y marcando su derrotero, para que sus hombres y mujeres, por siempre, sepan cumplir con el deber que la patria les demande.
Me pregunto: ¿Qué puede aportar Prat a la realidad actual de Chile?, ¿Es inteligible para la gran masa de chilenos?, ¿Su ejemplo de entrega y patriotismo puede aportar una luz de coraje y entrega para quienes hoy nos guían o pretenden hacerlo? Prat nos enseña que todo desafío es una oportunidad para expresar lo que verdaderamente creemos, las convicciones que llevamos dentro, el momento preciso para evaluar la calidad y la hondura de las mismas y la capacidad real de donación y de sacrificio por Chile y su gente. Fue tan sublime su actuar, tan desinteresada su entrega y tanto su amor por su Armada y Chile que sus propios contemporáneos, de manera espontánea, fueron convirtiendo su persona en personaje, su derrota en victoria y su valentía y cumplimiento del deber en heroísmo.
Un pensamiento de PRAT que lo retratan de cuerpo entero “No tengo ninguna mezquina ambición, los honores ni la gloria me arrastran, pero creo puedo servir algo a mi país”. Claramente fue un hombre trascendente, consecuente con sus principios y valores, que llevó al servicio público las virtudes de su humanidad y de hombre de bien. Esperemos que Arturo Prat y sus hombres iluminen a Chile en estos momentos tan cruciales para su historia republicana.
NICOLÁS KIPREOS ALMALLOTIS

Somos un conjunto de ciudadanos, padres y madres, que frente a la política estatal de implantación de la ideología de género en la educación chilena, y consientes del derecho originario, natural y constitucional de los padres a ser los primeros educadores de sus hijos, nos unimos para exigir el respeto a este derecho inalienable, por parte del Estado, y de cualquier persona natural o jurídica, que nos lo conculque o incurra en omisiones que signifiquen lo mismo.